Ni reyes coronados ni reyes destronados
Fotos por cortesía de Yalinku Photos.
Madness Live organizó este concierto y a pesar de las críticas de rockeros arcaicos, esos que se creen la “vanguardia del metal” y son la caverna del metal, resultó ser un concierto impresionante donde la verdad se impuso.
Llegamos a entrar justamente cuando comenzaba Twilight Force. El sonido desastroso, y resulta tremenda mierda que se invite a un grupo telonero para que después su sonido sea opaco y deslustrado, donde los instrumentos poco se definían. Pero eso no importó para que los seguidores corearan y siguieran todas sus canciones.
Abrieron con “Battle of Arcane Might” y desde el inicio Chrileon instó al público al movimiento, siendo muy bien correspondido. Mientras escuchaba “To the Stars” llegué a pensar que las cabelleras blancas de dos de sus músicos, que no se si son exactamente Lynd, Born o Aerendir eran pelucas, ambas del mismo tono y muy largas. Después vi a uno de ellos en el público y resultó que no. Iba a tirarle del pelo, pero es tan grande que me contuve.
La voz profunda del teclista Blackwald le daba empaque a la introducción de las canciones, y siempre cantaba las letras a la par de Chrileon, ya fuera haciendo coros o no. Su actuación fue breve, cerrando con “The Power of the Ancient Force” y dejando a los fans muy complacidos.
Treinta minutos después entraba Accept. Comenzaron con “Stampede” del Blind Rage y continuaron con “Stalingrad” del más reciente disco del mismo título para demostrar que lo de ellos no es vivir del pasado. A Wolf Hoffman le encanta esa costumbre española de corear partes de las canciones haciendo la música, y lo alentó en todo momento junto al bajista Peter Baltes. Con dos músicos que se comen el escenario como ellos, Mark Tornillo mantiene también el primer plano. No es necesario hablar mucho con el público cuando las canciones tienen esa fuerza. La música habla por sí sola.
Comenzó una tanda de clásicos como “Restless and Wild”, una fortísima “London Leatherboys”, “Princess of the Dawn”, la espectacular “Fast as a Shark”, una de las canciones más rápidas cuando salió en su momento, y “Metal Heart”. Para romper la secuencia entraron con “Teutonic Terror” del 2010 para cerrar con “Balls to the Wall”. Esperaba un bis, pero nada. Despedida y adiós.
Sabaton preparó estos conciertos con mucho mimo, como el propio Joakim Brodén expresó en más de una ocasión. Muy buen rollo y ambiente con un Joakin diciéndole gilipollas en son de broma al nuevo guitarrista, y otras expresiones como “de puta madre” que causaron mucha gracias.
Después de las habituales marchas introductorias, comenzaron con el clásico “Ghost Division” para continuar con “Sparta” y unos coristas vestidos de romanos. A partir de ahí sería una fiesta para sus fans. En el público se encontraban Tony Hernando y Ronnie Romero de Lords of Black. Tony se mostró muy fan de Accept y me hizo prestar atención al hecho de que teclados y coros de Sabaton estaban pregrabados.
Joakin nos contó que comenzó en Sabaton como teclista y tocó unos acordes del “Jump” de Van halen antes de dar paso a un pequeño set acústico, una manera de ofrecer algo nuevo pero que a mí, y lo siento mucho, me aburrió un poco. Pero no fue extensa la cosa antes de entrar de nuevo con vigor en una tanda de canciones potentes como “The Lost Battalion” y “Far from the Fame”, despidiéndose momentáneamente con “Winged Hussars”.
Para los bises se guardaron nada menos que tres canciones, comenzando con “Primo Victoria”, una canción a la que siempre le presté poca atención como “Shiroyama” y cerrando con “To Hell and Back” como es habitual en muchos de sus conciertos.
Al final, la opinión general es que Sabaton dio un magnifico concierto, puso toda la carne en el asador y ofreció lo mejor de sí. No obstante, Accept mostró lo que ya sabemos, que tienen más experiencia, tablas y carretera. No importa que no hayan cerrado el concierto, no importa en qué posición toca una banda, si es buena, lo demostrará igual. No hubo ni reyes coronados ni reyes destronados, y eso fue lo mejor.