Invitados por 51 Grados, nos acercamos a la Sala Sirocco para disfrutar de la presentación de su disco, Destino. Ya la banda nos avisó que contaría con el apoyo de Muntz y Poco y Mal, y para allá nos fuimos.
Los de Parla, Poco y Mal, arrancaron a puro punk rock. No los conocíamos a pesar de que tienen disco, Hasta la piel y más recientemente su EP En la cuerda floja. Se definen como un "power trío", y vaya que suenan duro, pero además con un ligero toque anárquico propio de la esencia de este tipo de formación. La banda me dijo que tocaron 13 canciones aunque a mí me parecieron menos. Y es que es punk directo, breve y conciso. Muy buen sabor de boca nos dejó este grupo que se enfrentó a un público más bien escaso que disfrutó mucho de todas las canciones, especialmente las finales “Harto” y “hasta más ver”. La iluminación de la Sirocco nos jugó una mala pasada y las fotos quedaron mal hasta que nos acostumbramos.
Muntz tienen poco que ver musicalmente con la banda anterior. Ya desde “Maniac” nos dimos cuenta que lo suyo era buenos guitarrazos en una cuerda algo más cercana al rock alternativo. Muy cálida la voz de Álvaro Carrascosa, quienes nos presentaron lo que yo contaría como cinco canciones pero la banda me dice que fueron ocho. Quedé enganchado con “The Autocrat”, posiblemente la composición más potente de las presentadas. Terminaron con “Mushroom” y un cierre guitarrero muy similar al “Domination” de Pantera.
Con gorritos navideños de corte Santa Claus entraron los chicos de 51 Grados. La sala ya estaba llena, y pensé que no costaba nada haber llegado antes y disfrutar de bandas quizás desconocidas para ellos, pero igualmente válidas. 51 Grados fue otro “power trío” que esta noche estaba bastante disminuido gracias a la gripe que tenían dos de sus miembros. Carlos González a la voz y guitarra, pero sobretodo a la voz, tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para mantener la voz que al final de la noche le pasaron factura.
Mezclaron canciones de Destino con su anterior CD. A pesar de la afectada salud, la banda disfrutó tanto como el público, sobretodo el único miembro “sano”, Iván Martínez. La canción elegida como video, “Desconexión”, tuvo una proyección diferente a la del disco, o solo fue el efímero producto de una noche como esta. La banda invitó a todos los presentes a un chupito, y muchos aceptaron. Un detalles que antes jamás había visto. Lo que si vi fue que defendieron su música con unas y garras, cuerdas y parches, y su profesionalismo fue la carta ganadora. Nos fuimos con la satisfacción en la mente y las cervezas y el chupito entre pecho y espalda.