Napalm Records © 2018

Track list:
1. Epitaph
2. Mortal Coil
3. Winter Dusk/Awakening
4. Seance Room
5. Komorebi
6. Medea
7. Oisín

Pronto estará esta banda en el Resurrection Fest 2018, pero si no has sacado las entradas, que ya están agotadas, también los puedes ver a continuación en Bilbao. El trío irlandés se acerca al continente bastante a menudo. Ahora presentando su noveno disco. 

El disco es muy variado, eso sí, nada que ver con el metal más ortodoxo. Lo mismo podemos encontrar momentos de shoegaze hasta deliciosos detalles de doom metal, sin olvidar ese synthwave que ya forma parte del sonido de la banda. Hay quienes lo definen como post rock y otros como rock experimental, mientras ellos en su página de Facebook dicen que simplemente es Space Rock.

Habrá quienes hayan expresado que este disco no es el mejor de la banda. Pero si no has escuchado la obra de este grupo antes, te lo recomiendo encarecidamente. Es un disco para escuchar con calma, e imagino que serán unos conciertos para escuchar sentado, o quizás dar algún brinco, pero no para estar exaltado a cada momento. Hay muchas emociones en la música, y entre las bandas de las que hemos hablado antes en Made in Metal, quizás la más parecida sea Toundra, aunque el uso que se les da a las guitarras es completamente diferente.

Desde “Epitaph” ya iremos sintiendo la variedad, una canción donde se mezclan la relajación, la tristeza y la desilusión.  “Mortal Coil” le da gran protagonismo a la batería, mezclando música clásica, post-metal y electrónica, para dar paso a “Winter Dusk/Awakening” donde la banda pasa directamente al ambient.

Cuando escuchamos “Seance Room” sentimos que hay un gran parentesco con algunas de las bandas del Kraut-Rock, ese estilo tan lejano de lo comercial. Con la misma suavidad entra “Komorebi”, una pieza hecha fundamentalmente con teclados y sonidos ambientales.

¿Quién fue Medea? La pieza del mismo título posiblemente esté inspirada en la tragedia griega, comenzando con una tranquilidad y paz que se rompen con la entrada del terror.  La pieza tiene un sentido teatral que no encontramos hasta el momento, y tampoco esperamos con la composición final, “Oisín”. Sin embargo, tampoco esperábamos una pieza tan triste como despedida.  Es una composición hecha en memoria de un primo de los hermanos Kinsella, fallecido a los siete años. Dulzura, tranquilidad y tristeza se van mezclando y te hacen sentir lo inevitable de la muerte, aunque sea injusta como lo ha sido indudablemente en este caso.

Un disco atmosférico y  experimental, que aunque sea catalogado como post rock tiene mucho más de música universal que del propio rock a pesar de la universalidad de este género.

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