Tracklisting:
01. Missing
02. Collateral damage
03. Vicodin
04. Zenith
05. Son of the seas
06. The last days
07. Enemy
08. My bullet your name
09. Scars
10. Trace
Asombrarse por el hecho de que en Portugal florezcan bandas de elevada calidad en los distintos estilos dentro del metal, sería tan tonto como asombrarse de que lo mismo ocurra en Cuba.
Lo he escrito pensando en este grupo, The Ransack, originario del norte de Portugal quienes llevan más de 10 años deformados y cultivan algo que han dado en llamar Melodeath, aunque escuchando el disco a mi me suena a death metal con algunos elementos de metal core, pero prefiero que cada cual se defina a sí mismo.
La banda entró a los estudios a principios de este año y el resultado ha sido Bloodline, que la crítica conocedora de los trabajos previos del grupo encumbra y lo pone a un nivel más alto con relación a los precedentes. La producción está muy bien hecha y el disco muy balanceado, con cerca de 40 minutos donde todas las canciones van dentro de la misma línea. No hay baladas, ni temas que destaquen por su velocidad.
Como ya va siendo habitual dentro de los estilos que tienen el apellido core, todas las canciones tienen magníficas marchas compuestas para el público baile y se lancen los unos sobre otros en el hardcore y el mosh pit. Este tipo de grupo que estoy seguro que en directo debe ponerla muy buena y tener un público joven y vigoroso que los sigue.
Con la grabación y producción a cargo de Pedro Mendes en los USS Braga, desde el inicio con “Missing”, ya sabemos lo que nos espera. Uno de los temas que se diferencian un poco es “Vicodin” donde habla de este opiáceo. “The last days” es otra de las canciones particularmente atractiva. El único momento pacífico está al final de “Trace”, y no me refiero al silencio con que acaba el tema, sino al trabajo de dos guitarras al más puro estilo maidenesco.
Si te va la onda del deathmetal, deathcore, metalcore, no pierdas la oportunidad de escuchar este disco.