Metal Blade Records

Tracklist:
1. Mute 6:21
2. The Spark of the Archon 8:50
3. Passage 8:07
4. Your Familiar Face 4:11
5. Come Hell or High Water 5:54
6. Chromatic Lights 2:14
7. Chromatic Aberration 12:28

Interesante propuesta la de los chicos de Native Construct, un grupo formado en la prestigiosa Berklee College of Music por tres estudiantes que, según el anuncio oficial, están "deseosos de revolucionar el metal moderno". ¿Qué tenemos aquí pues?

Primeramente diré algo absolutamente irrelevante respecto a la calidad de esta música, que para mí califica de suprema independientemente del género, pero necesito mencionarlo igual para que las expectativas queden bien claras: esto no es exactamente lo que yo llamaría metal. Esto es más bien rock progresivo a la Yes, Kansas o en el estilo del viejo Genesis. No tiene nada que ver, digamos, con Opeth, Symphony X, Rage o con Dimmu Borgir. Incluso Devin Townsend o Diablo Swing Orchestra serían calificados como metal mucho antes que esto. En fin, que si estáis esperando la segunda parte de Dream Theater, ya que salen de la misma escuela, pues esto no es eso para nada.

Aclarado el punto entonces, intentemos ahora describir qué es este disco titulado "Quiet World":

Digamos que metemos en una batidora inteligente mucha sensibilidad jazz y música contemporánea, un poquitín de metal moderno mediante una pizca de djent con aislados growls, una buena dosis de Frank Zappa, evidentes influencias de Queen y de Yes (me hacen pensar bastante en el "Tormato")  y de Jethro Tull ("A" me viene a la mente), algo de Ron Jarzombek (o de Spastic Ink, que viene siendo casi lo mismo), todo eso con una capacidad de orquestar y de arreglar tremendas, y saldría algo como esto.

El carácter caótico de los temas me recuerda también a Devin Townsend. Incluso las voces tienen un poco de ese timbre Freddie-Mercury-esco o Radiohead-esco que la del canadiense loco también tiene. Sin embargo, esta música "respira" un poco más que la de Townsend, es menos densa, no cansa el oído a pesar de los cambios constantes y bruscos. La guitarra leader, por su parte, me recuerda a Brian May y a Kerry Livgren, lo cual la hace muy disfrutable.

No obstante, debo decir que soy absolutamente incapaz de retener un tema específico, incluso después de tres escuchadas. Lo que tienen de musicalidad, de pasajes bellos, de tecnicismo controlado, de ejecución capaz y precisa, de arreglos inteligentes y de buen gusto se diluye en la estructura disparatada de las piezas. Uno diría una serie de fragmentos de muchas buenas canciones, amalgamados de manera más o menos coherente, como si fuese un meddley casi infinito de excelentes ideas, pero que apunta y dispara hacia todas las direcciones, terminando por desconcertar, a pesar de también fascinar.

Y os repito, esto no es metal. Puede sin embargo que estemos ante una nueva fase del progresivo, más allá de cualquier corriente iniciada por Cynic o por Meshuggah o por quien sea, con un lado más refinado que todo lo otro que podamos escuchar por ahí en estos tiempos. El tiempo, precisamente, lo dirá.

En resumen, este es un disco que he disfrutado mucho, pero que me deja a la vez esperando más, tal vez un estribillo donde engancharme, un riff para cabecear durante 30 segundos, o una referencia que me haga recordarlos un poco más específicamente en vez de dejarme recordándolos como un todo, como un gran paquete de música que dice mucho... y a la vez nada. Igual lo recomiendo para refrescar, o para cambiar, salirse de los caminos trillados y pensar "what if...?", aunque justo después sé que correréis a escuchar Iron Maiden –je, je, je.

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