Las nubes amenazaban, la web del tiempo anunciaba tormentas, y yo me acordaba de Dios y no de manera elogiosa precisamente.
Y mientras esperaba, abría las puertas el Auditorio Miguel Ríos y me perdía a las primeras bandas. El lugar está muy bien situado pero lo que se dice árboles o donde guarecerse en caso de lluvia extrema no solo no abunda, sino que no hay.
Finalmente y en vista de que la lluvia en Madrid era discreta, decidimos lanzarnos hacia Rivas, para llegar justamente con la entrada de DeWolff. Mis más sinceras disculpas hacia Los Gallos, Mirlo Blanco y Hell’s Fire, bandas españolas que siempre tendremos la oportunidad de ver en otro momento. También hacia los ganadores del concurso ‘Rising Star’ que fue la banda valenciana The Splizzy Gang. A Hell’s Fire me hubiera gustado verlos especialmente, porque su disco “Rest In Riffs” suena como una tromba. Mucho más cuando otras reseñas como la de nuestro colega Txema de la Cruz para weborpheo los ponen muy bien.
El concierto de los holandeses DeWolff, presentando su más reciente disco, “Thrust”, fue maravilloso. Presentarse a trio de batería, teclados, guitarra y voz y lograr ese sonido tan contundente solo lo logran los mejores. Me caló tanto su propuesta que al día siguiente me puse a escuchar sus discos, para darme cuenta que en directo son mucho más. Psicodelia y blues, marcado por los grandes de los años sesenta es el plato fuerte de su propuesta.
La instrumental “Double Crossing Man” y la siguiente “Tired of Loving You” fueron la mezcla perfecta. La primera un instrumental sesentero que por momentos me hizo recordar a los Allman Brothers Band mientras que la segunda traía los efluvios de la Creedence Clearwater Revival. Una banda que aún tiene la buena costumbre de tocar las canciones en directo de manera diferente a como fueron grabadas.
Esos músicos que parecen recién salidos de una universidad son nada menos que Graveyard, cuatro discos les conocemos y el más reciente, “Peace”, fue el centro de su concierto. Mientras tanto, comenzaban las exhibiciones de los más pequeños con sus motos, que nos llenó de asombro y alegría por su juventud y pericia. El más pequeño de solo ocho años dominaba su moto como todo un profesional. Ya tendremos de seguro en este grupo a algún campeón en ciernes.
Graveyard es una banda tranquila en el escenario, con Joakim Hilsson, vocalista y guitarra, siempre muy cerca del micrófono, al igual que el guitarrista Jonathan Ramm. Truls Mörck se movía algo más con el bajo mientras Oskar Bergenheim toca con elegancia y sin mostrar facialmente mucha fuerza.
El cantante y guitarrista Joakim Hilsson nos decía que cuando ganen dinero suficiente tendrán roadies que les carguen y afinen los instrumentos, y que mientras tanto ellos mismos se los van afinando. Que comenzaran con la lenta “Slow Motion Countdown” no creo que haya sido el mejor inicio, pero pronto la banda cogió voltaje a partir de “Please Don’t”. Para “Hisingen Blues” ya el público estaba de su parte. De “Peace” sonaron, entre otros cortes, “Walk On” y “Bird of Paradise”. La fuerza se sintió en “Ain’t Fit To Live Here” antes de cerrar con la blues rockera “The Siren”.
Fuimos a ver la Car Show. Algunos coches nos recordaron los almendrones cubanos que aun circulan, sin tantas piezas originales como estos, más sucios y malolientes, pero igualmente auténticos. Coches de más de 250 caballos de fuerza cuyos motores sonaron a pleno pulmón. Una alegría verlos funcionar. Entre medias se nos acercó un amigo, presentándose como David, y nos dio un disco de Wild Krash para que lo valoremos en Made in Metal. Seguro lo haremos. Saludos a David y su chica.
No había comenzado Black Star Riders y la cantidad de público se había doblado. Ellos y Glenn Hughes eran los platos fuertes realmente. Haber dejado atrás el nombre de Thin Lizzy fue un paso muy honesto que el público ha premiado, y aún tenemos aquí a Scott Gorham, quien vino acompañado del vocalista y guitarrista Ricky Warwick de The Almighty, quien intenta mantener el timbre del desaparecido Phil Lynott.
A quien si me asombró ver fue a Damon Johson (Alice Cooper / Brother Cane) quien puso toda su energía en este concierto. La banda no comenzó a su hora, y el retraso nos hizo pensar que algo inadecuado estaba sucediendo. Nuestras sospechas se hicieron realidad más adelante, cuando vimos que comenzaban tarde pero tenían que terminar a su hora, y no fue lo único.
Comenzaron muy enérgicos con “All Hell Breaks Loose” siguiendo con la enérgica “Jailbreak”. Está claro que esperábamos material de Thin Lizzy, pero la decepción fue mucha cuando llegó el solo de Scott Gorhan, y este no se escuchaba a la izquierda del foso, donde estábamos nosotros. Luis Delgado, del CADP, se movió hacia la derecha, donde se escuchaba algo más. Aun así, la canción fue muy celebrada por el público.
Teniendo en cuenta el escaso tiempo la banda decidió tocar las canciones de manera continua, para mayor deleite nuestro. Siguieron con “Heavy Fire” y dos canciones más de su propio repertorio, que en estilo también se parece mucho a la de su banda madre, para decirlo de alguna manera. En medio de la alegría y el jolgorio, comenzó “The Boys Are Back In Town”, donde el sonido desastroso malogró parte de la canción y anunciaron la despedida con “Kingdown Of the Lost” de su disco debut “All Hell Breaks Loose”.
A pesar del sonido el concierto fue de entrega total. Me encontré luego con el súper guitarrista Jorge Salan, quien muy decepcionado me contó que estaba allí para escuchar a Scott Gorhan y no lo pudo escuchar bien. No sé si los problemas de sonido fueron achacables a la banda o al evento, pero fue la única que no sonó debidamente, aunque de manera general el sonido fue algo pobre en potencia. Espero volverlos a ver pronto y desquitarme de las ganas que se me quedaron de escuchar a una banda tan poderosa. Si creo que el sonido debió tener más potencia. Si te encontrabas entre las dos columnas de bocinas, lo escuchabas todo bien. Si te alejabas un poco a derecha o izquierda, el sonido perdía frecuencias a cada pulgada.
Mientras Glenn Hughes se preparaba, daba inicio al Bike Show. Los dueños le ponen nombre a sus motos y contaron como fue que muchas de ellas las cogieron y de la banda rehicieron maquinas realmente impresionantes. Muchos hablaron de la customización tanto de las motos como de los coches antes mostrados. Me llamó la atención Penélope y Hell’s Kitchen.
Volviendo al CADP, varios miembros estaban entre el público: Antonio Allué, Paulino Margallo, el ya mencionado Luis Delgado y Sito, junto a otros miembros del club, alguno de ellos no activos pero si queridos. Y me puse a pensar en la suerte que he tenido de formar parte de este club que me ha permitido conocer gente que además de sentir pasión por la música, son muy buenas personas cargadas de esos valores éticos que cada vez se ven menos. No porque no existan, sino porque lo que vende es la ira y el odio, no las buenas acciones.
Sito y Luis Delgado del CADP
Volviendo a Hughes. Es una suerte que tenga a su izquierda al guitarrista Soren Andersen. Tremendo apoyo. El tecladista Jesper Bo Hansen cometió un par de ligeras pifias, pero es que tocar a Jon Lord tiene tela, y finalmente a la batería Fer Escobedo, quien Glenn contó al final que llevaba solo dos días en la banda. Sorprendente músico que arremetió con un “You Fool no One” con una energía imponente. Pero lleguemos a ello.
Glenn Hughes venía presentando su Classic Deep Purple Live, arrancando con “Stormbringer” y siguiendo con “Might Just Take Your Life” del “Come Taste the Band”, ese disco tan infravalorado en su momento y súper valorado actualmente. Aunque se corría la voz entre los entendidos que Glenn tenía laringitis y no había abierto la boca desde horas antes ni recibido a nadie, para reservarse para el concierto, y a pesar de que cuando se dirigió por primera voz al público su timbre era algo más grave de lo habitual, solo los fans a muerte pudieran haber detectado algún fallo en sus cuerdas vocales.
La actuación del directo fue una mezcla de lo que originalmente se escucha en dos discos de la formación purpura: el Made in Europe y el muy recomendado directo On a Wing of a Russian Foxbat. Esto por si no pudiste estar presente esa noche y quieres escuchar la atmosfera vivida.
Hace años que Hughes no se desprende de “Sail Away”, así que no fue raro que la tocara entre las primeras piezas. “Mistreated” sonó maravillosa y luego de unos sencillos saludos del bajista diciendo que nos veía a cada uno de nosotros y nos daba las gracias, arrancó lo que sería “You Fool No One”. Más de 20 minutos de desenfreno musical que comenzó con un solo de teclado, arrancó la pieza, solo de batería y cierre. Hughes hizo la voz más grave sin problemas, y los agudos, esos son de otro mundo.
También era de esperar “Smoke On The Water” y los momentos de “Georgia on my Mind”, pero solo los que tuvieron la chispa de ver en Internet el repertorio que estaba tocando, sabían que el cierre iba a ser con “Highway Star”, tremenda sorpresa, y la clásica “Burn”, que crearon esa comunión que más de una ocasión el propio Hughes propone. Indudablemente, fue el concierto más esperado del festival, y las únicas quejas que escuché eran por el sonido, que debería haber sido más potente.
Terminado el concierto parte de la audiencia se retiró, pero como yo jamás había visto a Gun en directo, decidí aguantar un poco más. La comida se había acabado dentro del recinto a excepción de las hamburguesas, el plato más caro del lugar, y no por su extrema calidad, que no era el caso, (otro detalle a mejorar para próximas ediciones), así que tuve que rendirme ante la extensa cola por la hamburguesa y regresar a ver a Gun.
Los hermanos Dante y Jools Gizzi son los únicos miembros originales que quedan en la formación galesa, pero no ha afectado su sonido. Para demostrar que esto no es vivir del pasado arrancaron con “Favourite Pleasures”, con la misma formación que grabó este disco, y a partir de ahí desgranaron una serie de canciones muy agradables a la escucha y con gancho. Fueron mostrando sus tesoros con piezas como “Better Days” o la exitosa “Word Up!”. “Taking On The World” fue muy coreada y sentí no haber escuchado antes todas estas melodías, mientras cerraban con “Shame On You” después que Dante recordará aquella vez en que estuvieron en España abriendo nada menos que para The Rolling Stones.
Cerraron Imperial State Electric. Una desafortunada posición que sumado a la hora, hizo que muchos nos retiráramos. Algo que también impulsó la salida de público fue ver que deberíamos esperar unos interminables veinte minutos, que dicho así es nada, pero si son veinte minutos de frio, cansancio y negrura, a las dos de la mañana, suena casi como una tortura.
Cuando vi la poca asistencia de público en la primera edición del Garage Sound Fest, pensé que Jorge Villar y su equipo tirarían la toalla. Valoro su persistencia. Este año hubo más entrada, y ya sabemos de buena tinta que el año que viene habrá una tercera edición. Muchísimas gracias a todos los organizadores y el equipo de prensa (que nos trató muy bien, casi que con mimo) por hacer algo diferente y no pensar solo en sacarnos la pasta con los mismos superventas de siempre. Los esperamos en el 2019. Pero si quieres leer lo que vimos el viernes en el primer día del Garage Sound Fest puedes leerlo aqui.
Como es habitual en Made in Metal, los dejamos con una muestra del público que allí asistió,
comenzando por nuestro colaborador Txema de la Cruz.
Puedes pinchar en las fotos si quieres verlas más grandes.