Obisidian Kingdom + Erroma
28 de Mayo 2016
Sala Stage Live
Bilbao
El mismo sábado en el que los dos equipos más grandes de la capital, se batían en duelo fratricida por la final de la Champions, Obsidian Kingdom se la jugaban en Bilbo con la presentación de su flamante “A Year With No Summer”, un trabajo que ha pillado a pie cambiado a los que pretendíamos etiquetarlos, volviéndonos a retar, al tiempo que nos permite seguir disfrutando de su ambiciosa carrera.
La misma valentía que han demostrado estos barceloneses, para confeccionar el inclasificable cocktail que conforma su último trabajo, sería expuesta sin rubor sobre las tablas bilbaínas. Comenzando por la espectacular puesta en escena que se traerían hasta el botxo, y terminando por el masivo merchan que exhibirían, asemejando sus formas a las de cualquier combo extranjero, que pueda pasar por nuestras tierras. Sin la típica vergüenza que suele lastrar el progreso de la mayor parte de grupos hispanos, los Obsidian continúan funcionando con impecable espíritu cosmopolita, ajenos a los habituales localismos que desde siempre han impedido que las grandes bandas patrias, triunfen fuera de nuestras fronteras.
De esta manera tan poco frecuente, y ante una audiencia tristemente pírrica, estrenarían la velada los Guipuzcoanos Erroma, un combo eminentemente lisérgico y etéreo, que serviría de tibio preámbulo, para el espectáculo que habíamos ido a presenciar.
Una vez terminado el tripi musicado que nos acababan de servir, abrirían los de Barcelona su comparecencia, con “Kandinsky Group” y “Darkness” atronando sobre nuestras cabezas, demostrando desde los primeros compases, como los nuevos cortes serían la punta de lanza de la actuación. Proseguiría el grueso del repertorio, en el que Obsidian mostrarían en todo su esplendor, los mil y un resquicios que pueden alcanzar sus sonoridades, pasando del Black posmoderno (“Last of Light”) al Industrial desasosegante (“10 th April”) o al Ambient electrónico (“The Poliyarnik”), en unas pocas pinceladas tan solo. La insólita facilidad con la que la banda cambiaba de tercio y resultaba solvente, dejaba estupefactos a los que los veían por vez primera, incapaces de encontrar un punto de apoyo sobre el que ponerse a definir, la magia de lo inclasificable.
Siguiendo con la evidente tendencia a la sorpresa continua, atacarían una versión de Radiohead, sabiamente engarzada con los pasajes más livianos de su propuesta, los mismos en los que su nuevo teclista, se acabaría ganando los aplausos de cuantos allí nos encontrábamos. Retrocederían de todos modos, hasta el Mantiis una vez más, regalándonos la pareja letal que formaban “Through The Glass” y “Cinnamon Balls”, dibujando ante nuestros ojos, dos de los mejores momentos que contenía aquel magistral redondo.
Concluirán sin embargo, recordándonos de manera agorera, lo de que este año no iba a haber verano, primero por medio del tema que ha bautizado el álbum, después a través del delicado single “Black Swan” y rematando gloriosamente la noche entera, con el vehemente crescendo que lleva por nombre, “Away/Absent”. De esta manera tan pletórica, desenchufarían imperiales, y recibirían los merecidos aplausos, del medio centenar de afortunados que habíamos podido degustar sus elevadas artes.