Concierto de dos bandas tributo.
Los abridores rinden homenaje a R.E.M. mientras que nuestros amigos de Sugar Stones tienen un nombre y un logo que nos dan más pistas acerca de su objeto de distinción.
Siendo R.E.M. una banda bastante pacifica, son pocas las canciones que pudimos identificar. Band on the Moon interpretaron una seria andanada de éxitos donde no pudo faltar “Losing my Religion”, pero antes comenzaron calentando a la audiencia con “The One I Love”, que respondió muy bien desde el inicio, y también hizo suya la conocida “Imitation of Life”.
Pensábamos que la banda tenía problemas de sonido, pero después nos dimos cuenta que no era asi, que era una mezcla entre algún que otro problemilla de sala más la suma de algunos mal educad@s para los cuales la música en directo era la bulla y ellos el centro del universo. Una vez que nos cambiamos de sitio todo mejoró considerablemente.
Cerraron con “It’s the End of the World as we Know it” y aunque no me gustaron mucho, a la gran mayoría de los presentes les tocó la fibra sensible y son una buena banda que de seguro en el futuro seguirá dando pasos hacia adelante.
Ya comentábamos en la entrevista que le hicimos a Sugar Stones unas semanas atrás que la banda no se ha construido sobre el parecido físico sino sobre la interpretación rotunda, ¡y vaya que sí! Desde el primer momento con “Start me Up” se hicieron sentir, además de lanzar una andanada de éxitos de los Rolling Stones que es imposible de rebatir.
Una de las composiciones que no me esperaba fue la excelente interpretación de “Beast of Burden”. La banda cubre un amplio espectro y tiene desde las primeras canciones como “Satisfaction” (una que no puede faltar aunque fuera la única que toquen) y “Get Off of my Cloud” hasta “Miss You” o la propia “Like a Rolling Stone”, que siendo un clásico, no fue tocada por la banda de Mick Jagger hasta 1995 para el CD Stripped.
Si bien maravilloso es el trabajo de las guitarras y el bajo, tengo que destacar primeramente el trabajo del batería Lois Cancelas, quien toca exactamente lo que hay que tocar para cada canción. Lo mismo hace el saxofonista invitado, dándole a las composiciones que incluyen este instrumento una pegada maciza, como fue el caso de “Bitch”, que les quedó fuertísima. Para el final pero no por ello menos importante, el trabajo de e-Mick con el micro. Si bien le faltan los labios gruesos, va sobrado de presencia escénica, energía y voz. Su timbre vocal es muy parecido y no echamos de menos al original Mick, de verdad que no.
El concierto se hizo corto. La Sala Live es discoteca a partir de no sé qué hora y había que terminar relativamente temprano, pero en la escasa hora y algo de Sugar Stones, nos metieron un concentrado de energía que dejo a Red Bull a la altura de un soporífero. Una banda que hay que ir a ver cada vez que se pueda.