Conocer de primera mano lo que aparecerá en el nuevo DVD de Jorge Salán a salir posiblemente este mismo año era una golosina muy dulce para que nos la perdiéramos.
Y seguro que lo mismo pensaron todos aquellos que llenaron la Sala Changó. Muchos niños pude ver, y muchos adultos que disfrutaron como niños. Lo que si me pareció echar en falta fue público de edades intermedias, o al menos eso fue lo que vi. Como mismo es un error de apreciación subjetivo, pero ya veremos al público cuando salga el DVD.
Los abridores fueron Red House, o lo que es lo mismo, Jeff Espinoza y Francisco Simón, dúo de guitarristas eléctricos que con su voz grave y sus guitarras desgranaron una serie de canciones de esas que no hace falta haber escuchado previamente para ser reconocidas. Es algo que tiene el blues, el abuelo de toda la música que nos gusta actualmente, que su cadencia suena como si la lleváramos dentro.
Magnífica actuación, y ya veíamos como ocho cámaras en acción –al menos, calentando para el momento. Y el momento llegó con un video recopilatorio de la vida laboral de Jorge, (dicho de alguna manera), mientras la banda entraba para arrancar con par de canciones de su segundo disco, Graffire, que fueron “On my Own” con letra de Jeff Scott Soto y un solo de guitarra que corta la respiración y “Victims of Desire” de corte más clásico.
Conociendo la trayectoria de Jorge Salan, segun la más reciente entrevista que le hicimos, esperábamos algunas versiones, pero aun así, lo que tocó fue del todo inesperado. “Boot Hill” me sonó conocida, aunque no sé exactamente si es la de Stevie Ray Vaughan o no, pero “The Thrill is Gone” de B.B. King si resulta inolvidable, con una foto del maestro de fondo. Luego sonó “Key to Love” y el clásico “Going Down” para continuar con otra de las canciones de Graffire, “Leave my Girl Alone”.
Hablando de las versiones, no me esperaba que el maestro español recordara al experto Jimi Hendrix con una enérgica versión de “Fire”, y es que no me acordaba mucho de Madrid-Texas, el disco debut de The Majestic Jaywalkers del cual hablamos en la primera entrevista que le hicimos a Jorge Salan. Pero si fue totalmente asombroso que se lanzara con el clásico Bad Company, “Can´t Get Enough”. Versiones que sin dejar de ser fieles a las originales, tienen el toque personal de la banda.
Una vez más Jorge retomó el Graffire para tocar “Take me to the River” seguido de una pieza del Madrid-Texas, “The Hunter”. La banda sonó compacta y los solos de guitarra del joven maestro son muy versátiles, huyendo del cliché repetitivo como solo él lo sabe hacer. Si bien ha madurado mucho desde que comenzó su andadura musical, hay que reconocer que ya llevaba el talento en la sangre y la muestra fue “Face to face”, una de sus primeras composiciones que precedió a la sentida “Para Paco de Lucia”, con imágenes de otro de los mejores guitarristas de España en la pantalla. Era de esperar que tocara una canción de la cual ha realizado videoclip, lo inesperado fue que a continuación presentara un tema de The Rolling Stones, “Doom and Gloom”.
El concierto llevaba ya una buena hora cuando Jorge atacó con la primera presentación de Graffire, “Born Under a Bad Sign”. No les había comentado que los cambios de guitarras se sucedían, yendo desde una de doble mástil con la que inicio el concierto, a una guitarra acústica que parecía plástico. Y cuando parecía que era suficiente, salió con una guitarra modelo caja de puros, que incluso tenía el sello de los Cohiba cubanos, con la que atacó otro clásico, “The Sky is Crying”.
Otra de las composiciones que hizo de manera muy sentida fue la que escribió junto a Miguel Rios, “Subsuelo”, despidiéndose con ella temporalmente. No fue una acción para crear un climax solamente, sino el momento en que todos los músicos se pegaron unas barbas largas y blancas, para entrar de nuevo imitando en cuerpo y música a ZZ Top tocando el clásico, “La Grange”.
El resto de los bises fueron los clásicos “Summertime Blues” en una versión más suave comparada con otras que he escuchado y “Rocking All Over the World” de Status Quo, una banda venerada en su simpleza y efectividad musical.
Grandísimo concierto donde todos pusieron lo mejor de sí. Los músicos de primera línea, Jorge Salan cómodo como si estuviera en su casa, y para cerrar invitó a unos pocos afortunados a cantar con el el estribillo de la despedida. Estoy convencido que este DVD mostrará pálidamente todo lo que allí vivimos, el sentimiento, las buenas vibraciones que se esparcieron por toda la sala Changó. Aun así, seguro que será una buena muestra del camino recorrido por un guitarrista tan único y espectacular como Jorge Salán.
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