2 de Septiembre, Sala Corona, Ciudad de México.
La noche era solitaria con turbulencias que se hacían acompañar de lluvia que al caer enmudecía las calles y que absorbían a todo aquel que se atravesara, el tiempo parece parar cuando cientos de cuerpos caen hechizados con los rayos que deambulaban con el viento que sopla sin piedad, de pronto nos toma por asalto que en el fondo de la colina cinco jinetes son iluminados con el manto de la luz de la luna, ¡Sí!, se trata de cinco jinetes que salen de las penumbras y que tienen como objetivo tomar por asalto a esta gran Ciudad de Tenochtitlan, todo parece estar en orden para que las profecías se hagan realidad y que Mr. Big hechice tierras Aztecas.
La mágica noche se ha hecho realidad, por vez primera Mr. Big llegaba a la Ciudad de México para ofrecer un menú musical de 21 temas de buena manufactura de Hard Rock (como ellos así se hacen etiquetar); “La Sala Corona” absorbía a los asistentes a través de sus puertas para recibir un lleno total, todos los ahí reunidos se cuestionan ¿qué ha ocurrido con estos tíos a lo largo de todo este tiempo?; todo estaba listo para tener un acercamiento intimo con la banda Mr.Big, en la única presentación en esta Ciudad.
El reloj hacia su trabajo y nos avisaba que ya eran las 21:30 horas, por lo que el telón de fondo da inicio con música Soul y que de ella brotan cinco integrantes desde lo más profundo del escenario tomándolo por asalto, los gritos comienzan a ser ensordecedores, es el momento propicio para arrancar con “Daddy, Brother, Lover, Little boy (The Electric Drill Son)”, una voz perfecta que no aparenta en ningún momento que los años han pasado por Eric Martin (vocal) y que nos deleita al escurrirla de manera perfecta por nuestros oídos, ¿dónde se contraba este maestro?; pues tiene una entrega bárbara que deja a uno impactado desde la primera canción.
Ni que decir de Billy Sheenhan (Bajo) y Paul Gilbert (Guitarra) cuyos dedos solo se ven como surfean esas cuerdas magistrales y como se mueven a lo largo y ancho de sus instrumentos, dando una verdadera cátedra de lo que han aprendido durante todo este largo recorrido y para muestras basto con escuchar los temas “American Beauty”, “Undertow”, en donde basto con observarlos para quedarnos con la boca cerrada; en lo que respecta al gran Pat Torpey (Baterista) también hizo su aparición aunque no detrás de su batería habitual sin embargo se le observo con ganas de entregarse a esta audiencia, la enfermedad del Parkinson no es impedimento para que continúe con la banda en su gira, sin embargo su aporte fue importante con las percusiones y en ocasiones cantando (haciendo recesos durante el evento) pero lo más importante de todo fue que estuvo ahí con la alineación de esta banda, todos ellos entregando su alma para que el evento saliera a la perfección.
La energía derrochaba dentro de la “Sala Corona” por parte de la audiencia era enorme, adentro se estaba dando una comunión entre la banda de Mr. Big con la audiencia Azteca con un clímax de los que no es común que se dé, a pesar de que no había nada parafernalia en el escenario solo lo elemental la visita estaba resultando en grande y los integrantes lo sabían pues en sus rostros se les veía, que mejor momento para escuchar de aquel año de 1991 el tema “Just Take My Heart”.
La noche comenzaba a ser sublime ante las embestidas musicales que recibíamos, la espera tenía sus creces y ahora Eric Martin no quiere retirarse del escenario, por lo que hace mención que tocara algo de su nuevo material el tema “Every Body Needs A Little Trouble” que al término de la misma recibió una puñado de aplausos.
Quizás llegaron tarde a México pero quienes se dieron cita en esta comunión no les importo verlos sin melenas o con algunos años más de vida, lo importante de esa noche fue escucharlos tocar, cantar y entregar su alma, se ve una banda renovada y fortalecida en donde la unión que impera en el seno de esta banda es genial, pues basto con ver que no hacen a un lado a Pat por su enfermedad, eso es un detalle grande y hace a esta banda grande por este tipo de actitudes.
La historia se escribía en dos horas que no fueron suficientes para despedir a Mr. Big con los puños en alto y coreando su nombre.