21 de Marzo de 2018
Sala Santana 27, Bilbao
Immolation volvían a España para presentar su más reciente larga duración de estudio ‘Atonement’ una verdadera joya del death metal, que me ha encantado. Con una sólida carrera, respetados por los fans del death metal se han mantenido firmes incluso en tiempos adversos para el estilo, componiendo buen material. Por si fuese poco, en el cartel de gira les acompañaban Full Of Hell, Monument of Misanthropy y Omophagia, tres interesantes formaciones que demostrarían su poderío en directo.
El concierto se celebró en la abigarrada sala Black de la Santana 27 de Bilbao. A la hora acordada salían a escena los suizos Omophagia, un quinteto en el que algunos de sus miembros son de origen brasilero. Se formaron en 2006 y han publicado un par de LP’s. Hacen brutal death metal técnico y despiadadamente poderoso. Arrancaban con una intro, los músicos trajeados de espaldas hasta que arrancan con la primera pista, el sonido era muy bueno. Comandados por Beni un corpulento voceras que ruge cual bestiaca cabreada. Apenas les conocía por algún video que había visto, venían presentado su más reciente álbum ‘In The Name Of Chaos’, que salió con Unique Leader en 2016. Después de un par de temas se quitaron las chaquetas y mostraron camisas como salpicadas de sangre, unido a la iluminación roja que predomino y la contundencia de los temas de estos angelitos, hicieron que su actuación tomase ciertos tintes de teatralidad. Pero no me malinterpretéis, lo que predominaba era la música. Por cierto, vaya batería, se llama Steven Wild y como le pega este tipo, uf. En general todos con muy buena técnica. El impetuoso voceras Beni, tuvo el detalle de dedicar uno de los temas, al recién fallecido G-Calero batería de Wormed, algunos de los miembros de la banda estaban allí, por lo que vi luego parece son buenos amigos. En total media hora de actuación en la que dejaron una grata impresión a la mayoría del personal, que como yo apenas les conocía. El público estuvo bastante frío con ellos, es otro de los inconvenientes que tienen los conciertos entre semana que peña no se desmadra mucho. Me sorprendió gratamente esta banda en vivo, suenan poderosos. Si pasan por tu ciudad no dejes de ir a verles.
Tras el cambio de equipos salían Monument of Misanthropy un combo conformado por músicos procedentes de Alemania, Austria y Francia, George “Misanthrope” Wilfinger (ex-Miasma) junto con otros curtidos músicos de la escena Grind y Brutal Death; JP Battesti y el batería Romain Goulon (ex-Necrophagist, ex-Benighted). Su sonido también fue arrollador, descargaron un set de 45 minutos comenzando con la canción que da título a su nuevo EP “Capital Punisher”, publicado en 2017. Yo no les había escuchado mucho, pero lo que escuche esa noche me gusto. Death Grind devastador, con el sonido moderno de unos Benighted pero que te puede recordar a bandas old schoool como Terrorizer, Napalm Death o Cannibal Corpse.
Monument of Misanthropy por Unai Endemaño
Abrasivos riffs y otro impresionante batería, el bajista se movía como podía en el reducido escenario. A estas alturas yo pensando como sonarían estas bandas en el escenario grande. A mitad de actuación se marcaron una jugosa versión del “Pull The Plug“ de los Death, también tocaron varios temas de su primer LP “Anger Mismanagement”. Guitarras crujientes y buena actitud, buscando siempre conectar con el público. Cuajaron un show impecable y brutal.
Lo que vino después no dejo indiferente a nadie, los Full Of Hell, grindcore noise de la costa este norteamericana, impregnado de trazas doom y sludge. Abrieron con la intro “Deluminate” y como en el disco ‘Trumpeting Ecstasy’ le siguieron “Branches of Yew” y “Bound Sphinx“. Este alocado cuarteto que aunque lo hayas escuchado previamente, te vuelan los sesos en directo. No es que tengan un show muy elaborado, ni siquiera se entregan demasiado, al menos el bajista y el guitarra son muy estáticos (o lo estuvieron) para mi gusto. Eso si el cantante o berreador Dylan Walker, se deja la garganta, lo mismo que el batera Dave Bland, que lo daba todo tras su kit, (me gusta como toca este chico).
Lo suyo fue un vorágine ácida de locura metálica salpicada de samples, aunque el contraste entre la locura y la agresividad del vocalista que rumiaba y escupía las letras, con el bajista y el guitarra que se mostraban mucho más fríos y apáticos, casi como si se tratase de un mero trámite. Una pena. Instrumentalmente impecables, Dave haciéndose cargo de los pedales y demás cacharros electrónicos. El batería tuvo su solo, cosa que al menos yo no esperaría de una banda de este estilo. La segunda mitad del show tuvo momentos más enrarecidos pero en general dieron un buen concierto.
Llegaba el momento de ver en directo a los neoyorkinos Immolation, salían a escena como es costumbre vestidos de negro, mientras sonaba la introducción de “The Distorting Light”, Ross Dolan tomaba posición ante el micro y el gran Robert Vigna junto a Alex Bouks comenzaba aplastarnos con sus opresivos riffs, secundados por la robustez de la batería de Steve Shalaty. La segunda en caer como en el nuevo disco, fue “When The Jackals Come”. El sonido fue un poco raro en las dos primeras piezas luego se arregló, pero le faltó potencia, creo que sonaron con menos poder que las anteriores bandas. Una pena, pero no fue algo determinante, porque como siempre se marcaron un concierto del copón.
Continuaron con su masacre death con piezas como “Father You're Not A Father”, "Swarm Of Terror", un clásico añejo “Those Left Behind” del mítico ‘Dawn Of Possession’, que sigue sonando aplastante y oscuro. La trepidante y malévola “Once Ordained”. Robert Vigna con ese clásico movimiento suyo, sin perder el hilo de los punzantes solos, nos arrolla con sus riffs, mientras que el ex Incantation, Alex Bouks parece mucho más centrado en su instrumento.
La tenebrosa introducción de otra de las nuevas, “Thrown To The Tire”, que sonó espectacular, como en el disco. Ross Dolan lo clava, con ese vozarrón profundo cual abismo. “Kingdom Of Conspiracy”, casi nada. Otra de la nueva hornada “Above All”, cuanta maestría. Vuelta a los inicios con la endiablada "Into Everlasting Fire". Veintitantos años después esta gente sigue emocionándonos con su death metal y una perfección en directo al alcance de muy pocos.
La última parte del concierto llegaba con “Den of Thieves”, entrega absoluta de los presentes con “Atonement”, que casi consigue quebrar nuestros cuellos, la recién re-grabada “Immolation” y un último corte que no tenían previsto en el setlist, que fue “Close To A World Below”, que Dolan presento como la pista que da título a nuestro cuarto álbum. Se me fue volando el tiempo, lo estaba disfrutando tanto que me pareció corto. Soberana descarga de estos ilustres veteranos. De lo mejor que he visto en directo en lo que va de año. Una pena que las audiencias no sean las que merecen giras de este calado. En Bilbao hay poco relevo generacional, seguimos siendo los mismos en los conciertos de death metal.