Segundo CD de esta formación originaria de Roma, quienes estuvieron cinco años trabajando entre un disco y otro para dar paso a estas canciones. Una banda de hard rock del de toda la vida. Hard rock fuerte y bastante básico en cuanto a ritmo, marcando la diversidad con la voz y la guitarra. La banda trabaja cada pieza pensando en el gancho, ya sea el estribillo, el coro o la melodía.
“We are right” es una intensa carta de presentación y continúan “Goodbye” tomando unas notas del “Walk” de Pantera en una pieza algo rara donde el secreto de la pegada está en el estribillo, de simple repetición para que no te rompas la cabeza pensando. No es un grupo en el que puedas encontrar una repetición, y el ejemplo es la alternativa “You’ve got to move on” con esos aires grunge a lo AIC. El uso del silencio en estas primeras canciones es atractivo.
No esperaba encontrar una versión del “Don’t you forget about me” de Simple Minds que aquí se titula simplemente “Don’t You”. Nada que decir, si te gusta la original está también te gustará, continuando con un sencillo riff alegre que contrasta con unos versos cantando con cierta tristeza en “Believe” donde una vez más el estribillo es pegadizo y el solo diseñado para hacer “air guitar”.
Aunque sean un cuarteto suenan como un trío en la mayoría de los casos. “The Ghost” es una pieza de ambient de algo más de dos minutos que no aporta mucho a la alegría y el ritmo del disco, como tampoco esa entrada agresiva de “Compromise” apelando a los sonidos más modernos, pero no pega mucho con lo anteriormente escuchado. También para “The Stranger” usan el fade in de corte metalcore, y el riff de nuevo es agresivo y carente de alegría. ¡Pero que se hizo de la banda que cantaba las primeras cinco canciones! Tal parece que “The Ghots” haya trazado un antes y un después.
Con “Blow me away” retornamos a la energía inicial con un buen estribillo y el riff pegadizo. El momento más metalero lo aporta “You choke” y sentimos que el vocalista Mark Wright usa dos líneas de canto. Una es cuando lo hace alto y claro y otra cuando rasga un poco la voz, y en esta segunda línea nos recordará a un Dave Mustaine más joven en cuanto al timbre, aunque canta mejor, algo que no es difícil de superar. Los solos aquí son los mejores del disco, con un desarrollo más amplio.
“Lying” es una balada que por alguna extraña asociación comienza haciéndome recordar a Pink Floyd aunque con la entrada del estribillo cambia por completo. Es una canción con algo de tristeza. Terminan a toda energía con unas guitarras que rozan el thrash en “Full or Nothing”, incluyendo los coros thrasheros y sonando incluso parecidos a Testament.
Un diez para la voz camaleónica de Wright y el sonido del disco, además del guitarrista Alex Incubus educado en la escuela de los shredders, pero la banda tiene el corazón en muchos lugares diferentes y los ojos mirando a muchos lados. Llegarían más lejos si se enfocaran en un tipo de composiciones algo más homogéneas, porque no es que mezclen estilos, que les daría una seña personal sino que es como si las composiciones de un músico fueran muy diferentes a los de otros.