Tracklist:
01. Predator
02. Rush Of Death
03. Let The Show Begin
04. Soiled Existence
05. Bought And Sold
06. The Human Essence
07. Satisfied
08. Blink Of An Eye
09. Can’t Hold Me Back
10. Like A Machine
Con medio siglo de vida ya, el guitarrista ruso Victor Smolski nos trae desde el pasado 6 de marzo el que ya es el tercer disco de su propia banda, Almanac, fundada tras sus quince años en Rage. Estando afincado en Alemania ha podido crear un gran proyecto de heavy, power, speed, shred, con miembros de bandas como Rage, Masterplan, Gamma Ray… y es ahora con 'Rush Of Death' que se aleja algo más del estilo más sinfónico que aportó en sus dos discos previos.
Aquí la producción ha tomado un aspecto más sucio, centrando el sonido en la calidad distinguible a la legua de este genio de la guitarra. Sus riffs, como el que desarrolla en la inicial “Predator” son su seña de identificación, así como la principal atracción hacia sus nuevos trabajos, al menos, los que ya le conocemos y hemos disfrutado en directo. Por supuesto, sigue habiendo muestras de metal sinfónico en el tracklist actual, “Soiled Existence”, precedida de la narrativa “Let The Show Begin” sigue muy de cerca la línea marcada en “Kingslayer”, es decir, teatralidad y Groove con firma Rage: clásico, propio y que funciona.
De la homónima decir que me resulta algo lineal, tan solo el momento solista me parece más digno de mención, uno de los mejores del disco. Al igual que me pasa con “Bought And Sold”, que es como escuchar una segunda parte de la inicial.
De la segunda parte del disco quiero destacar “Satisfied”, cuyo arranque de balada pura desemboca en una mezcla de power/speed de carácter neoclásico marca de la casa en la que se atreve con experimentos progresivos. Aun así, tiene un cierto aire a los Annihilator más conocidos. También “Blink Of An Eye” merece especial mención, puro trabajo de batería, posiblemente el más pesado en este término, con unos coros muy llamativos en los estribillos. El resto de cortes de esta segunda mitad están bien de ideas, pero sin añadir nada que sobresalte que no haya sonado antes, quitando la final “Like A Machine”, en la que se incluye una sección de guitarra acústica para despedir este tercer trabajo de estudio.
En resumidas cuentas, un buen disco el que nos ha hecho llegar esta vez el ruso afincado en tierras germanas, con ideas más renovadas, centrándose en estilos más clásicos y menos experimentales pero que siempre sabe hacer cumplir dejando su firma plasmada con su peculiar sonido.
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Reseña: Tsar (2016) |