Escrito por Tony González
Pensábamos que Godes Yrre iba a mantener una producción anual pero 2019 fue un año de sequía discográfica para ellos. O mejor decir para él, porque sigue siendo una one man band. El músico nos cuenta que con “Das Nichts” cierra un círculo cabalístico y no sabemos si significa que esto se acabó. ¡Espero que no! Comienza con una serena orquestación que no adelanta lo que vendrá. Una pieza donde el elemento industrial continua presente en los timbres y la manera de organizar el ritmo, pero sin hacerlo evidente.
Siendo su tercer disco, el CD gira alrededor del número tres. No avanza al número cuatro como recientemente hizo
Sepultura con
Quadra, sino que una vez más en este mundo gira alrededor del número tres como mismo lo hicieron a finales del pasado año
Bridges to Nowhere. con
Divine Tragedy La diferencia es que mientras aquellos se inspiraron en La Divina Comedia, en Godes Yrre la inspiración y las referencias crecen.
Dividido en tres partes, en teoría debería tener nueve piezas, sin embargo son solo siete, como referencia al número perfecto. Siete piezas de siete minutos cada una, mezclando ambos números que desde la más lejana antigüedad están cargados de simbología. ¿Un mensaje a los teóricos de la conspiración? No lo creo, solo un estudio que te dirige al mito del infierno tratado en diferentes culturas alrededor del mundo, aparentemente inconexas, todas señalando el mismo camino de angustia y dolor interminable.
En el segundo espacio, The Door, la canción “Aestherium” yace solitaria. La pista tiene un sentimiento épico y por momentos llega a lo gótico con un toque cinemático. El uso de samplers es vital para el desarrollo de la canción, aunque están presentes de principio a fin. El centro del disco es al mismo tiempo el centro del abismo, el oscuro fondo del remolino, el lugar de donde sabes que no vas a salir jamás.
Otra de las piezas más interesantes es “Nanuka”: Posiblemente se trate de una venerable anciana, o a la artista plástica Nanuka Naiara Moncada, diseñadora de muñecas, porque las referencias entre quien la escribió y quien hace esta critica son algo diferentes, pero también pudiera referirse al hijo de Mehraj Singh, quien formó el sub clan Naruka que llegó a gobernar ciertos territorios de Rajasthan, otra de las culturas marcada en los libros más antiguos de la civilización.
El músico va mezclando Doom con Black, Death y Metal Industrial, logrando ofrecernos una inquietante amalgama musical que por momentos llega a ser hipnótica. No recomendable para escuchar mientras se conduce.
El disco fue escrito, grabado, producido y mezclado por Abel Oliva, quien ha tocado todos los instrumentos y además canta las canciones. El diseño gráfico y las fotos las realizó Artemasdesign que no sé yo pero me imagino que es la empresa del propio Oliva.