El pasado 1 de abril salió el disco de la mítica banda asturiana Kashmir. Pero como a veces ocurre, la noticia no es simplemente así. Kashmir grabó este disco titulado “Balance” en  1998. Iba a ser su tercer trabajo pero quedó en algún limbo hasta ahora. Contiene una música que va mucho más atrás en el tiempo. ¡Otro secreto escondido! ¡Otra joya oculta! Aquí está.

El mayor peso de las composiciones lo tiene ese color púrpura profundo que ha encandilado a millones de personas en todo el mundo, y “Sweet Child”, “Freezing In Your Heart”, “With Hands In Heaven” y  “Come and Dance” son piezas que muy bien pudieron ser descartes de discos que van desde el “Book of Taliesyn” hasta el “Come Taste the Band” de Deep Purple, y más de uno si escucha alguna pieza suelta podría pensar que pertenece a algún disco de Don Airey de la década pasada.

Pero no es la única influencia. Una banda que se llame Kashmir marca claramente en su ADN la huella de Led Zeppelin, aunque esta no se intuya notoriamente en las piezas de este disco hasta llegar a “Remember Kashmir” que es una mezcla entre ambos clásicos de los setenta que a aquellos que siempre quisieron dividir entre Purple y Zeppelin llenará de llagas sus oídos. Una maravilla de canción hecha con el alma.  También zeppeliana es “Queen of the Show”

Aunque no todo está centrado en ambas bandas. Si nos ponemos con exquisiteces, un toque de Bad Company se mantiene en piezas como “Rescue Me” y para “Around the Moment” los teclados suenan algo más a The Doors. “Having a Good Time” tiene ese toque orquestal con sección de viento que muestra el interés por forzar los límites.

No significa tampoco que sean unos meros clones y ejemplo de ello además de canciones mencionadas como “Remember Kashmir” y “Having a Good Time” está la elegante “Another Name In The Sand” que también nos recuerda a Drunken Buddha, una banda mucho más joven, igualmente asturiana, y con un sonido que tal parece hijo de Kashmir.  Y me disculpo por llenar esta reseña de referencias, pero es que la música de este disco es de las que pone a galopar desenfrenadamente tus recuerdos y salen a la luz memorias y experiencias vinculadas a la música que jamás se borrarán.

Cuando la banda se rompió, los músicos tomaron otros rumbos. Tony Berdi acabaría en la banda madrileña Nonno, Manu Maroto en la banda asturiana No Old, Emilio Gutierrez en Enfadados y Alejandro Espina en Ilegales y Electric Buffalo hasta su fallecimiento.  Fue el vocalista Fernando Martínez el único que dejó su puesto al frente de los escenarios para ponerse a un lado, haciendo su propia empresa de sonido y siendo el técnico de PA de Warcry durante mucho tiempo.

En el 2018, el productor Dani Sevillano en un acto no exento de amor, masterizó el disco que ha salido con Somnus Media, quien edita este disco y reeditará los dos trabajos anteriores en un futuro no muy lejano. Muchas gracias. Y es que una banda como esta, que posiblemente en los noventa fuera clasificada como música vieja, de dinosaurios, ahora es al summun del Classic Rock. ¿Significa esto que la banda renace?

Todas las canciones fueron escritas por la banda,  que Fernando Martínez produjo junto a Kashmir. El disco fue grabado en los ODDS Studios (Gijón -España) en abril 1998. Han invitado al trompetista Fernando Gabía, el saxofonista  Jesús Vega y Joost Seuntiens al trombón. También toca la Cítara en “Queen Of The Show”, Chiri Kie y han insertado otros instrumentos más antiguos como el Bodhran y el Violín en “Rescue Me” que toca Ruma Barbero. En esta última pieza también hay un Bouzuki interpretado por Igor Medio.

Un día, un amigo cubano le dijo a una chica española que ella no estaba gorda, que lo que había nacido en el país equivocado. Un país donde las caderas amplias y los senos voluptuosos no salen en las revistas de moda. Y esto viene al caso porque escuchando el disco me he dado cuenta que estos músicos de primera división nacieron en el país equivocado y posiblemente en el momento equivocado. ¡De las revistas olvídense! Una banda cuyo talento será solo apreciado por unos pocos. La parte buena es que seguro ellos prefieren que seamos pocos y buenos. ¡Y lo somos!