01. Memento Mori
02. Checkmate
03. Gears
04. Reality Bath
05. New Colossal Hate
06. Resurrection Man
07. Poison Dream
08. Routes
09. Bloodshot Eyes
10. On The Hook
Escuchando este disco de
Lamb of God me vienen a la mente aquel concierto suyo que pude ver en el
Hellfest 2015. Cinco años han pasado ya, los mismos cinco años desde su anterior disco,
“VII: Sturm und Drang”. Ahora, repitiendo con el productor Josh “Pro-Toolin’ Foolin” Wilbur vuelven a la carga con un disco que es simplemente la continuación de aquello que finalizaron hace un lustro para irse a la carretera.
Aun así, habrá quien se haya asombrado al escuchar que en “Memento Mori” hay unos versos de la canción “Marian”, original de The Sisters of Mercy. ¿por qué? Quizás solo un desvarío como después muestra la continuación del disco. Desde el primer momento la frescura de Art Cruz tras los tambores se hace sentir. Se presentaron algunos adelantos desde varios meses atrás y “Checkmate” era uno de ellos, que en su momento no causó mucho entusiasmo.
Sin embargo “Gears” suena mucho más moderno y enérgico. Magnifica canción. Y Lamb of God es esto, ¿para qué cambiar lo que funciona? Me descolocan ligeramente esas entradas algo anárquicas que ya tenía “Checkmate” y ahora “Reality Bath” donde la batería suena más como un pistoletazo de salida. Dos piezas cargadas de energía.
Luego de escuchar el disco repetidas veces, encuentro que algunos riffs son algo repetitivos, algo que me ocurre incluso con la magnífica, “New Colossal Hate”, en sus acordes iniciales, aunque luego se hará más impredecible. Mucho más interesante es “Resurrection Man” con un riff disonante de la segunda guitarra por detrás del riff.
“Poison Dream” tiene como invitado a Jamey Jasta de Hatebreed, uno de los hombres más trabajadores de la música en general. Cuando esperaba ya no escucharlo, en la segunda mitad de la canción, aparece con su inconfundible voz y un estilo cercano al rap. Esperaba más de esta canción, pero me queda la siguiente donde está Chuck Billy de Testament. Más acelerada, aquí Billy aparece desde el segundo verso con su identidad vocal y una composición que por momentos muy bien pudiera pensarse que es de los propios Testament.
“Bloodshot Eyes” tiene un riff más moderno. Vamos llegando al final y aunque hay un grupo de canciones muy buenas hay momentos en los que pienso que en cinco años pudieron haber pulido algo más las que no suenan del todo geniales. Aunque es lo mismo de siempre, gustos y colores. La canción que a mí me parece genial a otro le parecerá del montón. En este caso, la pieza tiene unos cambios de tiempo que hacen que pierda un poco de interés. Cierran con “On the Hook” que sé que a los amantes de lo cañero porque si les gustará mucho. Es como si a la banda le quedará energía para más, y eso me gusta.
Podrás pensar que es el mejor disco de Lamb of God, podrás pensar que es de los menores, pero Lamb of God llegó para quedarse y siguen subiendo en cada gira y concierto. Este es el presente.