Vinnie Moore.
28 de Noviembre 2018.
Zentral, Iruña/Pamplona.
Después de haber visto a Walter Trout y Greg Howe en Iruña hace bien poco, no se nos quitarían las ganas de seguir envueltos en el halo guitarrístico que se había formado en la capital navarra estos últimos días, para disfrutar de la maestría en las cuerdas de un referente de la guitarra, Vinnie Moore.
Si Trout nos demostró, días atrás, la importancia del sentimiento sobre la técnica en el blues, Howe daría una vuelta de tuerca a la técnica en su estilo de jazz fusión y, finalmente, el miércoles por la noche, víspera de San Saturnino (Patrón de Pamplona), llegaría Vinnie Moore para rematar la faena trayendo su heavy rock neoclásico.
En una sala Zentral suficientemente ambientada pero que debería haberse llenado algo más, a eso de las 21:00 saldrían Vinnie Moore y su banda rememorando uno de sus clásicos, “Daydream”, del 'Mind's Eye' de 1986. Parecería mentira si le dijeras a cualquiera que este potente tema, suena igual de actual y fresco a pesar de haberse escrito entonces por un Vinnie Moore de 21 añitos, pero así es.
Saltaríamos 10 años en el tiempo, exactamente hasta 1996, fecha en el que saldría a la luz 'Out of Nowhere', un discazo con pepinazos como “With the Flow”, que gana en contundencia con la banda que lleva ahora mismo Moore, sobre todo por el bajista Marco Polizzi que le daría una base llena de consistencia en sus diez cuerdas, a un tema con reminiscencias funk y sonoridades cercanas a Michael Lee Frikins.
Lo que podría intuir que algún profano podría encontrarse con un bolo aburrido al tratarse de música instrumental, toparía con la realidad de un concierto de lo más entretenido y movido, en continuo contacto con un público entregado que no perdía ni un solo movimiento de los dedos de Moore en temas como “The Maze”. Pero también habría momentos de descanso y relax con cortes como “Rain”, del mismo disco de 1999. Uno de esos temas en los que los silencios, los medios tiempos y el control del rango dinámico (refiriéndonos al contraste de volumen) ganan envergadura.
Volveríamos a la carga con temazos como “Check it Out” e “In Control”, tema en el que un jovencísimo Emiliano Tessitore rivalizaría tímidamente con su guitarra. Tras estos temas movidos regresaríamos a la calma tensa de “Time Traveler” para retornar de nuevo a los toques más funk metal con “Riding High” y, sin apenas pausas a “Midnight Rain” en la que la guitarra de Moore parece cantar sobre los acordes de Tessitore.
Tras el repaso a 'Meltdown' (1991) regresaríamos a clásicos o, más bien, neoclásicos como “Morning Star” (Time Oyssey), con ese toque barroco muy influenciado por guitarristas académicos como Malmsteen que tienen como figura referente a Johann Sebastian Bach.
No tendríamos ningún guiño a UFO o a su etapa como guitarrista de Alice Cooper pero, tras el amago de despedida, llegarían los bises y el primero sería una versión. Pero no sería una versión cualquiera y no se elegiría este tema de forma arbitraria. No sería otro que “While My Guitar Gently Weeps” de los Beatles, más concretamente escrito por el desaparecido George Harrison. Una canción en la que Vinnie Moore marca su particular impronta de escaladas frenéticas por el mástil, mezclando pop, rock, blues y barroquismo metalero. Fue un momento álgido, sin lugar a dudas, ya que nos recordó el 50º aniversario del 'White Album' del afamado grupo de Liverpool.
Y, cómo no, se cerraría la noche con, “Meltdown”, un broche de oro de la época dorada de este guitarrista de New Castle, para dejar claro que no solo mantiene intacta su cabellera, algo sobre lo que algunos comentaban sorprendidos entre el público, también mantiene incólume su técnica de guitarra, su velocidad y sobre todo su sensibilidad.
Se cerraría así un set más que entretenido, dejando a un público totalmente satisfecho por ver a Vinnie Moore en plena forma y sonando como un cañón gracias al apoyo de músicos como Roberto Pirami, en una batería que sonó atronadora, gracias al sonido de una sala que no falló tampoco esa noche. Una noche que, cómo no, celebraríamos en las calles de la vieja Iruña para festejar haber podido disfrutar del show de uno de los patrones indiscutibles del panteón guitarrero.