Polideportivo de Villena, Alicante. Sábado 12 de agosto
Último día del Leyendas y no crean que estaba contento porque se acabara. Abrían Angus McSix y pensé que con ese nombre sería un relleno aburrido. Una mezcla entre Angus Young de AC DC y Nikky Sixx de Motley Crüe de bajo costo. ¡No¡, ¡qué va! Es el proyecto de Thomas Winkler, ex – Gloryhammer, (no es que sean unos músicos extraordinarios) pero al menos a media tarde fue una fuente casi inagotable de diversión. Tomando el concepto de Alice Cooper, lo mismo le arrancan la cabeza a un Goblin que ponen la espada Excalibur, mientras un guitarrista, que es nada menos que Seeb Severmann de Orden Ogan, se disfraza del demonio Seebulon con una túnica que lo hace sudar bestialmente, y una guitarrista negra, (Thalia Bellazecca, ex-Frozen Crown), sensual, con una dentadura perfecta y virtuosismo guitarrero de sobra para lo que tocan, hace las delicias auditivas de todos y las visuales de más de la mitad del público.
Me alegro de que no la hayan obligado a ocultar su bello rostro. La mejor parte del concierto fue cuando Thomas dijo que Thalia estaba sedienta y necesitaban un héroe que fuera cabalgando sobre un unicornio a buscar cerveza. De pronto, sacan una balsa con un unicornio, un fan se monta, y un grupo lo lleva en volandas hasta la zona de restauración, cogen la cerveza, regresan, se la entrega a Thalia y esta se la bebe. Eso se llama tener control de la audiencia, ganarse al público. No fue el mejor concierto, pero fue una total diversión de principio a fin.
Avalanch presentaba “El delirio de los dioses” y a José Pardial, quien mostró sobrada solvencia en la grabación del mismo, y ahora lo veíamos interpretando los temas de toda la vida con igual desenvoltura. El público respondió positivamente, aunque muchos estaban allí para evaluar más que para disfrutar. Canciones como “Xana” y “Torquemada” quedaron muy bien. Fue el momento de recordar que otra banda asidua al Leyendas, Lujuria, no estaba en esta edición y pensé si sería por la malsana intención de Oscar Sancho de intentar vetar a Alberto Rionda. ¡No importa! Aquí estaba Avalanch, una banda que forma parte no solo de la historia del rock español, sino de la historia del rock y el metal. El concierto me resultó breve y muy interesante. Volví a encontrarme con los músicos de Reylobo, a quienes había visto casualmente la noche antes, y pasamos un momento muy agradable.
No conociendo a Hämatom, quienes tocaban por primera vez en España, pensé irme al escenario de arriba, pero la curiosidad me retuvo y me la pasé muy bien. Si Angus McSix sacó a pasear a un fan sobre un unicornio plástico, Hämatom sacaron a pasear a su baterista, quien a hombros de varios fans salió, con plataforma e instrumento, a darse una vuelta mientras continuaba tocando la canción, sin perder el ritmo. Espectáculo aparte, la banda hace una mezcla con sonidos de teclado algo pop que mezcla con una base rítmica básica y efectiva. Son como unos hijos bastardos de Rammstein. Cantando en alemán, resaltaron las versiones que hicieron de Queen, y de “El mariachi”, tema de la película de Antonio Banderas.
Jamás pensé que podría ver algún día en directo a David DeFeis, a quien entrevistamos en nuestra web hace unas semanas. El sonido estuvo saturado por exceso de decibelios casi todo el tiempo, pero aun así, fue una gozada escuchar a un hombre que proviene de un mundo diferente. Su discografía es tan amplia, que me resultó difícil identificar las canciones aparte de “Invictus”. Incluso, aunque no tengo el nuevo disco, “The Passion of Dyonisus” bien repasado, creo que no interpretaron nada de esa intensa grabación, pero no importó. David estuvo la mayoría del concierto lo más cerca posible de sus fans, saltando sobre los altavoces de baja frecuencia frente al escenario. Cuarenta años de carrera y el hombre aún tiene la voz intacta, peligrosamente intacta. Uno de esos conciertos donde el cantante pone todo su corazón y alma para entregarse a la audiencia, lo cual se notó.
Como piensa mucha gente, a Hammerfall los tengo muy vistos, pero al mismo tiempo, son un buen espectáculo, mucho mejor en directo que en sus discos. Fui a ver el final del concierto, llegando con “Let the Hammer Fall”, y a partir de aquí, toda una descarga de clásicos, incluyendo “Glory to the Brave” y cerrando con “Hearts of Fire” como vienen haciendo desde hace años.
Se acercaba el momento más atractivo para gran parte de la audiencia. El Michael Schenker Group, aun celebrando sus cincuenta años de carrera. Todo estábamos expectantes, y el primero en salir fue Michael Schenker para interpretar su famoso instrumental, “Into the Arena” donde demostró todos los recursos malabáricos que se hacen en una guitarra. A continuación, entró Robin McAuley para hacer un set donde encontraríamos clásicos de las varias bandas de las cuales Michael ha sido guitarrista. Comenzaron con “Cry for the Nation”, pero su repertorio se basó fundamentalmente en piezas de UFO. Canciones que en los discos suenan bien y que en directo te acarician el corazón como “Doctor, Doctor” y “Lights Out”, mientras otras como “Shoot Shoot” me parecen de poco encanto. Escuchando detenidamente algunas de ellas, especialmente “Lights Out” comparé los solos de Schenker con los de Vinnie Moore, último guitarrista de UFO, e indudablemente, aunque ambos son músicos que te transportan al reino de los sueños, el actual solo de Moore tiene más magia. Aun así, magnífico guitarrista Michael Schenker, no hay quien lo dude.
Tuvimos la oportunidad de conversar brevemente con Udo Dirkschneider antes de su concierto, una vez más bajo su apellido. Cuando lo entrevistamos hace dos años, ya nos confesaba que metió la pata cuando aseguró que jamás volvería a hacer Dirkschneider y que lo volvería a formar. Y aquí estaba. Escuchando estos clásicos de Accept resulta inevitable comparar con la banda madre, y aunque Udo intenta cantar piezas que los otros ya no tocan, como “Starlight”, “Living for Tonite” y “London Leatherboys”, no puede evitar llegar a momentos como “Fast as a Shark” y “Metal Heart”. Eso a la audiencia no le interesa, aunque indudablemente ahora mismo, Accept suenan mucho más agresivos. Un concierto muy divertido y cargado de buenos recuerdos.
Que Diamond Head haya resucitado es algo que siempre le agradeceré a Metallica. Su concierto en el escenario de arriba fue toda una avalancha de metal. No solo las canciones que Lars y su pandilla hicieron famosas con sus versiones, sino las otras, todas. Brian Tatler continua con su sonido muy personal y el vocalista Rasmus Bom Andersen pone el alma en cada verso. Arrasaron con su setlist, donde incluyeron “Set my Soul on Fire” que ya es toda una canción con mayúsculas, y de ahí hasta el final no hubo descanso. Dejaron el escenario en llamas.
Habiendo entrevistado a Delalma, no podía irme del lugar sin escucharlos en directo. Jamás pude escuchar a Ramón Lage en directo y tantos escuchando leyendo sobre él, y tantas personas quejándose de que con Lage todo era mejor, me llenaban de curiosidad. Magnífica banda, tremenda presentación, unos músicos de primera, y todo es se hizo notar. Por supuesto, los temas de los videos no pudieron faltar, pero también piezas como “Ritual” y el cover de “Wicked Game”, original de Chris Isaak, que, aunque lograda, no creo que aporte mucho, y posiblemente sea un deseo hecho realidad de alguno de los músicos el incluirla en el setlist. Ver a cada uno de los músicos trabajando en sus instrumentos fue algo muy bonito, especialmente a Jesús Cámara, quien desde el miércoles estaba con Death & Legacy y fue el organizador del escenario de arriba hasta ese momento, y a Manuel Ramil, quien hizo doblete con Avalanch y Delalma, pero también desde el miércoles estaba por allí. Una banda a tener en cuenta.
La energía no me dio para llegar a Gigatron y lo siento. Me despedí del leyendas con Delalma. Con relación a los detalles extra musicales, hay continuas quejas sobre el olor de los baños. Vi personas limpiándolos al anochecer, pero parece que no es suficiente. Me doy cuenta de que cualquier producto de desecho, con el calor se descompone más rápido, y estando al sol la mayoría de ellos, incluso es posible que el olor perdure, porque seamos sinceros, ¿existe un olor que sea más persistente que el de la mierda? Además, si la mierda propia nos huele mal, qué decir de la mierda ajena. Es algo que de alguna manera habría que resolver.